En la región central del estado de Veracruz
se prepara un nuevo despojo que amenaza con destruir la ya mermada salud y el
medio ambiente en el que habitamos más de 5 mil personas en los municipios de
Amatlán de los Reyes, Atoyac, Yanga, Cuitláhuac, Carrillo Puerto y Cotaxtla.
Las autoridades federales, el gobierno estatal y los gobiernos municipales
están coludidos para la construcción de un trasvase de las aguas del nacimiento
del río Atoyac hacia la ciudad de Córdoba. Las autoridades alegan que el agua
del nacimiento de nuestro río servirá para remediar la crisis de abastecimiento
de agua de la ciudad, pero al mismo tiempo menosprecian los problemas
ambientales, económicos y de salud que ya sufrimos por la contaminación de
todos nuestros ríos y arroyos, el irresponsable manejo de los residuos sólidos
urbanos en los basureros municipales y, sobre todo, la proliferación de fuentes
de contaminación industrial y urbana que ya padecemos en nuestra región.
El nacimiento del río Atoyac se mantiene
limpio gracias al trabajo de conservación que han realizado, durante muchos
años, los pobladores de las comunidades de Ojo de Agua Grande y Ojo de Agua
Chico, quienes han luchado además, junto con pobladores de otras comunidades,
por la limpieza de todo el cauce del río, denunciando los vertimientos de
residuos de la industria azucarera (especialmente el Ingenio El Potrero), el
derrame de las sustancias agroquímicas que ocasiona la siembra intensiva de
caña de azúcar y el limón persa y, sobre todo, los vertimientos de vinaza que
realiza la Alcoholera Zapopan en el cauce del río, sin ningún tratamiento. Si
se materializa este nuevo despojo de nuestra última reserva de agua limpia, los
habitantes de las comunidades de estos seis municipios estaremos en una
situación de riesgo y deterioro ambiental y de nuestra salud sin precedente y,
para empeorar las cosas, creemos que el agua que pretenden despojarnos las
autoridades no servirá realmente para resolver las carencias de agua de los
habitantes más pobres de la ciudad de Córdoba, sino que serán destinadas al
consumo derrochador y contaminante de la industria y los fraccionamientos de
lujo asentados en la ciudad.
Sostenemos que se trata de un nuevo
despojo porque desde hace décadas, las ciudades de Orizaba y Córdoba, con su
expansión incontrolada y crecimiento industrial sin ningún tipo de regulación,
se han encargado de destruir los ríos de la región, utilizándolos como drenajes
urbanos e industriales. La dinámica irracional de uso de los ríos de la región
como vehículos para el transporte de aguas contaminadas impide hoy que los
pueblos y comunidades río abajo podamos aprovecharlas para nuestro consumo y
para producir alimentos, por lo que a este despojo por la vía de la contaminación
de los ríos, se añadiría el despojo de las aguas limpias del nacimiento del río
Atoyac.
La contaminación del río Seco inicia en
las comunidades de Chocamán, San José Neria (municipio de Chocamán) y Tomatlán
(municipio de Tomatlán) por la presencia de lagunas de oxidación con miles de
litros de residuos tóxicos de la alcoholera Cañalcohol que después son vertidos
en el río, generando un olor fétido insoportable para la población que ya está
sufriendo infecciones en la piel, pero también por la presencia de numerosas
granjas industriales de cerdos y pollos que vierten los residuos fecales de los
cerdos en el río.
Más abajo, el río Seco, al atravesar por
la ciudad de Córdoba, es utilizado como drenaje urbano e industrial. La zona
industrial de Córdoba abarata sus costos de producción al utilizar el río como
drenaje de sustancias tóxicas que se mezclan con las aguas de desecho
domiciliarias, todas las cuales son vertidas al río sin tratamiento alguno por
lo que, en los últimos 30 años, el río Seco dejó de ser un río vivo en el que
se podía pasear, nadar y pescar y se convirtió en una fuente de contaminación y
enfermedad para quienes viven en sus márgenes.
En Amatlán, Yanga y Cuitláhuac, el río
Seco recibe más descargas de contaminantes provenientes de una agricultura
intensiva de caña —para el abastecimiento de los ingenios azucareros y las empresas
alcoholeras de la región— que emplea fertilizantes, herbicidas, fungicidas y plaguicidas
que contienen sustancias altamente tóxicas como 2,4-D, Glifosato, Ametrina y
Benomil y que son producidos en su mayoría por empresas trasnacionales (como
DuPont, BASF, Dow Chemical, Monsanto y Syngenta).
Después de más de cien años de
agricultura cañera en esta región, los suelos agrícolas están altamente
degradados y requieren cantidades cada vez mayores de agroquímicos para
mantener los rendimientos que exige la industria. Sin embargo, el abuso en el
empleo de estas sustancias está contaminando no sólo los ríos de la región,
sino los acuíferos de los que se abastecen de agua potable las comunidades y
que también son sobreexplotados por la producción cañera y de limón persa para
exportación. Actualmente se estima que la producción de un kilogramo de azúcar
de caña requiere aproximadamente del consumo de mil 500 litros de agua y sólo
el ingenio El Potrero produce diariamente 300 mil kilogramos de azúcar (para
empresas trasnacionales como Coca-Cola, Yakult, Lala, Alpura, Bimbo, Danone,
Craf, Gamesa, Marinela, Jugos del Valle, Big Cola, Meade Johnson y
Bristol-Myers Squibb), lo cual significa que sólo este ingenio (de los nueve
que hay en toda la región, además de las cinco alcoholeras) genera un consumo
anual de 164 millones de metros cúbicos de agua y las vinazas de la Alcoholera
Zapopan y la Central Energética de Atoyac
(en los municipios de Atoyac y Yanga, respectivamente) son vertidas al
río Atoyac, ocasionando la muerte de los peces del río (con lo cual se arruinan
económicamente los pescadores) y la contaminación del río que afecta la salud
de las comunidades cuenca abajo. En la comunidad de Copalillo, en el municipio
de Cuitláhuac, los habitantes protestaron a finales de los años noventa porque
la Alcoholera Zapopan vertía no menos de 70 pipas de 10 mil litros de vinaza
cada una en el río, lo cual ocasionó severos problemas de salud en toda la
población de la comunidad. Ahora, la Alcoholera ha adquirido tierras que eran
de cultivo para verter en ellas la vinaza residual y promueve la idea entre los
productores de caña de que la vinaza es un “abono natural”, cuando en realidad
las tierras que son regadas con vinaza quedan completamente estériles.
Además, en el municipio de Atoyac,
comunidades como Mata Larga, Corral de Piedra y Arroyo Hondo son afectadas por
el rastro municipal que vierte residuos (vísceras, sangre, etc.) provenientes
del sacrificio de ganado en el arroyo Hondo (que desemboca en el río Atoyac) y
que afecta su producción agrícola y su salud, al igual que los lixiviados del
saturado basurero municipal a cielo abierto que es incendiado todas las noches (cuyos
humos contienen sustancias cancerígenas como dioxinas y furanos) para poder
seguir recibiendo residuos sólidos cotidianamente. En Yanga, el rastro de la
empresa Pollos Crivelli arroja los residuos del ganado sacrificado en el río
Seco y el basurero municipal a cielo abierto de Cuitláhuac recibe basura no
sólo de las localidades del municipio, sino además, de Omealca y Córdoba.
En Amatlán, Atoyac, Cuitláhuac y Carrillo
Puerto, la antigua abundancia de agua atrajo a numerosas empresas de ganadería
industrial. Muy cerca del nacimiento del río Atoyac, en la comunidad de Ojo de
Agua Chico, en el municipio de Amatlán de los Reyes, la empresa Crivelli tiene
numerosas naves para la cría y engorda de pollos, que despiden fétidos olores y
generan enfermedades en la población, pero lo mismo ocurre en comunidades como
La Luz (La Pitahaya) y La Primavera, en el municipio de Cuitláhuac y en la
comunidad de El Mirador, en Carrillo Puerto que crían cerdos en grandes
cantidades y vierten sus residuos, sin control alguno en el mismo río Atoyac.
En consecuencia, en las tierras bajas de
los municipios de Cuitláhuac, Carrillo Puerto y Cotaxtla se multiplican los
casos de insuficiencia renal en comunidades como Mata de Tigre, Carrillo Puerto
y Los Ameyales, en niveles similares o incluso superiores a los de Tierra
Blanca.
Por todas estas razones es que quienes
participamos en la Coordinadora en Defensa del Río Atoyac demandamos:
1) La cancelación del trasvase del
nacimiento del río Atoyac hacia la ciudad de Córdoba, por constituir un nuevo
despojo de las aguas de la región y porque ocasionaría, además de la pérdida
irreversible del cauce del río, una elevación en la carga contaminante de los
agroquímicos utilizados en la siembra de caña de azúcar y limón persa, que ya
están provocando graves afectaciones a la salud de la población en los
municipios de Amatlán, Atoyac, Yanga, Cuitláhuac, Carrillo Puerto y Cotaxtla.
2) La búsqueda de una solución
ambientalmente viable para la crisis de abasto de agua potable y de manejo de
las aguas residuales de la ciudad de Córdoba, porque sus autoridades
municipales, las autoridades estatales y las federales, en vez de plantear
alternativas sustentables al derroche y depredación del agua por la industria,
los campos de golf y los sectores de altos ingresos, prefieren despojar a las
comunidades rurales de la poco agua limpia que les queda, tomándola del
nacimiento del río Atoyac, el cual, además se ubica en un área natural
protegida. El ayuntamiento de Córdoba debe iniciar un proceso de saneamiento
integral del río Seco que contemple una estricta regulación de la industria y
sanciones severas a las empresas que descarguen aguas residuales sin
tratamiento en su cauce.
3) La realización de un estudio
epidemiológico y de salud ambiental, exhaustivo y participativo, en los
municipios de Amatlán de los Reyes, Atoyac, Yanga, Cuitláhuac, Carrillo Puerto
y Cotaxtla que permita identificar todas las fuentes de contaminación ambiental
en la región y sus vínculos con la incidencia de enfermedades renales,
respiratorias, dermatológicas y de otro tipo que están afectando a la
población.
4) Programas de apoyo a los productores
de caña y limón persa de la región con el fin de que puedan abandonar el uso
indiscriminado de agroquímicos tóxicos.
5) Una regulación más estricta de la
industria azucarera y alcoholera que opera en la región, con el fin de que
instalen infraestructura y dispositivos para el adecuado tratamiento de sus
residuos, especialmente la vinaza, que actualmente es vertida en arroyos, ríos
y tierras de cultivo sin tratamiento alguno.
6) El cierre de numerosas instalaciones
de cría y engorda de ganado aviar, porcino y bovino que operan en la región,
así como el control de las operaciones de los rastros municipales y privados
que arrojan desechos biológicos en los cauces de los ríos Atoyac y Seco
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